Ante la preocupación por el aumento de precios, el Ejecutivo intenta reducir nuevamente la inflación en un contexto político atravesado por el calendario electoral.
El Gobierno está preocupado por la inflación, que insiste en mantenerse arriba del 3 por ciento. Esa será la clave del mes, mientras en el terreno político se inicia una seguidilla de cinco elecciones, en las cuales La Libertad Avanza tiene chances de obtener buenos resultados solo en dos (Chaco y Caba).
En ese contexto, el tema económico será el central. ¿Cuál es la estrategia del Gobierno para reducir un índice que en marzo llegó al 3,7 por ciento y que en abril estaría apenas unas décimas por debajo?
La primera es contener cualquier aumento que pueda impactar en el Índice de Precios al Consumidor (IPC). Precios de productos cotidianos, pero también de venta de bienes durables.
Lo saben los proveedores de bienes de consumo masivo, prepagas y también las automotrices. El ministro de economía, Luis "Toto" Caputo, no dudó en escrachar en las redes a varias de esas empresas, que tuvieron que revisar aumentos ya anunciados y comunicar otros nuevos, por debajo del índice de inflación.
En segundo lugar, pisar paritarias. El Gobierno prefiere enfrentar el riesgo de tener que confrontar con los gremios —a los que ubica en “la casta”— antes que ver cómo los mayores salarios impacten en los precios.
Por eso, la secretaria de trabajo aún no homólogo el acuerdo firmado por empleados de comercio, que negoció tres tramos de 1,9%, de 1,8% y 1,7% para tres meses, índices que superan largamente el aceptado por “Toto” Caputo y por Julio Cordero, secretario de Trabajo.
La política oficial es que los acuerdos paritarios cierren aumentos mínimos y que se discutan mayores aumentos a nivel de empresa.
La tercera estrategia es moderar la suba de las tarifas. El aumento de la luz del 2,5 por ciento se da compensado con el congelamiento de los colectivos interjurisdiccionales y con una rebaja sustancial de las naftas del 4 por ciento.
Esta última no se trasladará directamente a las góndolas, pero sí ayudará a bajar el índice y evitará nuevos aumentos de segundo orden
La cuarta estrategia económica del Gobierno es mantener la calma del dólar. Cualquier suba de la divisa estadounidense se vuelca a precios, y por eso Javier Milei y el Ministerio de Economía pretenden que baje hasta el piso de la banda.
La idea central es mantener la apreciación del peso y el dólar deprimido. Y para avanzar en esa dirección, Economía autorizo el ingreso de capitales golondrina con tal de que permanezcan más de seis meses en el país.
También anunció que dará a conocer un paquete de medidas para que los argentinos gasten “los dólares del colchón”, que atesoran fuera del sistema.
Por último, presionará para que el campo y las cerealeras, principales productores de divisas, no aflojen con sus liquidaciones.