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La continuidad de Úbeda en Boca, en la mira: cómo quedó su situación tras la eliminación

Como hace tiempo no sucedía, Boca parecía encaminarse a un cierre de año en paz y armonía. Sin embargo, la eliminación ante Racing del Torneo Clausura volvió a sembrar dudas y dejó a Claudio Úbeda en el foco de las críticas. Su continuidad en 2026 ya no está garantizada y la dirigencia, comandada por Juan Román Riquelme, evaluará su trabajo de estos últimos meses antes de tomar una decisión.

Luego de una remontada futbolística que elevó al equipo al escalón de máximo candidato al título, anoche no estuvo a la altura y terminó despidiéndose del último certamen de 2025 sin prácticamente patear al arco. Superado por la Academia, el principal cuestionamiento al Sifón radica en su falta de reacción y en el muy cuestionado cambio de Alan Velasco por Exequiel Zeballos.

Desde Leandro Paredes dentro de la cancha hasta el último espectador neutral, pasando por todos los hinchas de Boca, nadie estuvo de acuerdo con la salida del Changuito. La explicación del DT en conferencia de prensa aludiendo cansancio no fue suficiente, e incluso fue desmentida por el entorno del jugador. Sacó al jugador más desequilibrante para que ingresara otro que arrastraba una inactividad de más de dos meses. Todo mientras Milton Giménez jugaba uno de sus peores partidos en el club.

Paralizado, Úbeda vio cómo se le iba el partido de las manos y apenas atinó a mandar a la cancha a Rodrigo Battaglia con el tiempo cumplido, a ver si conectaba algún centro sobre el final. Con un banco muy desbalanceado (Edinson Cavani, lesionado otra vez, era el único delantero) que no contó con Brian Aguirre por decisión del entrenador, ni siquiera tuvo el reflejo de mandar a la cancha a Ander Herrera por un desgastado Carlos Palacios o a Kevin Zenón para abrir la cancha.

El Sifón terminó en deuda por no haber podido torcer el rumbo de un partido complicado y dejó la sensación de que no supo controlar el juego ante los últimos rivales, a pesar de haber pasado a Argentinos en cuartos de final. Y aunque sus errores quedaron más en evidencia por la trascendencia del partido y dejaron una sensación de falta de experiencia en paradas bravas, el balance de su gestión va un poco más allá.

A Úbeda le valoran mucho su manejo de grupo y la capacidad que tuvo para sortear un momento difícil tras la muerte de Miguel Ángel Russo. Con simpleza, cercanía a los jugadores y un mensaje directo (el capitán Leandro Paredes lo comparó con Lionel Scaloni) supo llevar al equipo a ganar cinco partidos de manera consecutiva, incluido un Superclásico ante River.

La solidez defensiva (Maravilla Martínez cortó una racha de más de cinco partidos sin recibir goles), la coherencia en el armado del equipo y los intérpretes con los que eligió rodear a Paredes (revitalizó a un Milton Delgado que había perdido su lugar) son otros de sus activos en estos últimos dos meses. A días de iniciar las vacaciones y comenzar con la planificación para 2026, habrá que ver si es suficiente.

Lo cierto es que Úbeda y su cuerpo técnico tienen contrato hasta junio del año que viene. En un principio, la intención era renovarlo para hacerlo más extenso (hasta diciembre, al menos) y además darle más formalidad a su cargo, ya que el vínculo original lo tenía como ayudante de campo de Russo.

La posibilidad de que cumpla con los seis meses que quedan y evaluar allí si prolongan la relación está sobre la mesa, aunque no es la más probable. Ahora, la pelota vuelve a estar bajo la suela de Riquelme, quien deberá decidir si apuesta por el Sifón en 2026 o cambia de rumbo antes de empezar una nueva aventura.

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