El Matador dio el golpe ante el Granate como visitante, ganó 1 a 0 y avanzo de fase en donde enfrentará a Racing.
Le arruinó la fiesta en su propia casa Tigre a Lanús en los octavos de final del Clausura. El equipo de Victoria aprovechó el cansancio del local por el esfuerzo hecho en la final de la Copa Sudamericana, le cedió la pelota y esperó algún error o una acción fortuita para meter el batacazo. Fue lo que sucedió justamente en el gol del triunfo del Matador, que avanzó a cuartos y enfrentará a Racing en el Cilindro, uno de los candidatos al título luego de haber eliminado a River.
El impulso de la emoción en la celebración por el título de la Copa Sudamericana generó que Lanús tuviera el control del juego desde el inicio, aunque el bloque defensivo que plantó Dabove con una doble línea de cuatro le cerró los caminos hacia el área de Tigre al trío creativo Salvio, Marcelino Moreno y Carrera, quienes debieron recurrir a los centros en busca de la cabeza de Castillo para generar peligro. Aun así, el extremo izquierdo del Grana quedó solito frente al arco de Zenobio en una aparición sorpresiva por el sector derecho pero se nubló al definir y mandó la pelota a la tribuna. Y la otra chance clara del local en el primer tiempo fue un frentazo del centrodelantero que el portero mandó al corner.
En este contexto, la fórmula de Tigre funcionó (salvo en ese par de excepciones ya mencionadas) a pesar de que el equipo de Victoria se enfocó solamente en defenderse y apenas atacó ocasionalmente, como ocurrió en el zurdazo de Medina desde muy lejos en el que Losada hizo vista mientras acompañaba con su cuerpo la trayectoria del balón que terminó pegando en el palo. Y con el gol de Romero en los primeros minutos de la segunda etapa, otra vez en un ataque posterior a una pelota parada, el Matador metió un pleno y llenó de incógnitas a Lanús y dejó en shock a los hinchas en la Fortaleza.
Naturalmente, a partir de ese momento la postura de ambos equipos se potenció, porque el visitante se refugió aún más en su propio campo y el Granate entró en un estado de nerviosismo que le restó lucidez para atacar sin desesperación en busca del empate. Así, los centros volvieron a ser el recurso permanente del local para intentar convertir y una mala salida de Zenobio provocó el empate de Castillo, aunque el gol fue anulado por Rey Hilfer a instancias de VAR porque la pelota había rebotado en el brazo del flaco tras el rechazo del arquero con su mano derecha.
Los ingresos de Aquino, Méndez y Bou amontonaron jugadores ofensivos pero no abrieron huecos y resultaron una valiosa compañía para Marcelino, el futbolista más intenso, inteligente y preciso de un Lanús que fue bajando los brazos cuando las piernas apenas les respondían a sus jugadores. La frescura de Segovia fue la última esperanza y el arquero Losada fue a buscar la heroica en los últimos centros.
No hubo caso, no fue la noche del equipo de Pellegrino y la fiesta en la Fortaleza quedó manchada por las garras de un Tigre que ahora va por la Academia de Gustavo Costas con la confianza de haber bajado de la ilusión del Clausura al reciente campeón de la Sudamericana. De todos modos, Dabove seguramente es consciente de que necesitará un mejor funcionamiento colectivo y elevar el nivel de ciertas individualidades para soñar con el título.







