Mardy Fish atravesaba el mejor momento de su carrera cuando decidió no salir a la cancha. Horas antes de enfrentar a Roger Federer por los octavos de final del US Open 2012, el ex top ten estadounidense se retiró del torneo por un fuerte cuadro de ansiedad que lo desbordó física y mentalmente.
A los 30 años, Fish era número 7 del ranking ATP, tenía seis títulos en su carrera y venía de una profunda transformación física que lo había llevado a su pico deportivo. Sin embargo, los ataques de pánico comenzaron a aparecer con frecuencia y alcanzaron su punto crítico en Nueva York. “Sentía que iba a morir”, confesó tiempo después sobre lo que vivió en la previa del partido más importante de su vida.
La decisión de bajarse del torneo marcó un quiebre. Fish no volvió a competir en lo que quedaba del año y se alejó del circuito para tratar su salud mental. Incluso sufrió problemas cardíacos que derivaron en una intervención médica. En 2013 intentó regresar, pero un nuevo episodio confirmó que la situación seguía latente y terminó retirándose definitivamente.
Con el paso del tiempo, eligió contar su historia y visibilizar un problema poco hablado en el deporte de elite. “Mi vida era más importante que el tenis”, sostuvo. Tras su retiro, fue capitán del equipo estadounidense de Copa Davis y encontró en el golf un espacio de equilibrio personal.
El legado de Mardy Fish excede los resultados: su mayor victoria fue animarse a frenar, exponerse y poner en primer plano la salud mental en el alto rendimiento.
Por: Delfina Gatti – TyC Sports
