Las tempraneras derrotas de Sebastián Báez (43°) y Camilo Ugo Carabelli (50°) hacían presagiar una jornada para el olvido del tenis argentino en el viejo continente hasta que Tomás Etcheverry (60°) enderezó el rumbo con un contundente triunfo frente al juvenil noruego Nikolai Budkov Kjaer (137°), imponiéndose por doble 6-3 para acceder hacia octavos de final del ATP 500 de Viena.
La ruptura laboral con el entrenador Horacio De la Peña en julio pasado pareciera haber generado la reacción necesaria en el potente platense, que desde entonces cambió la cara y se convirtió en un jugador más confiable, algo que dejó nuevamente a la vista en su duelo ante una de las máximas promesas del tenis, de 19 años e invitado por la organización, totalizando 94% de puntos ganados con su primer servicio, tres break points concretados y ninguna oportunidad de rotura otorgada en 69 minutos de peloteo.
Por ende, el tres veces subcampeón en el máximo nivel, que optó por regresar a los brazos de un viejo conocido como Walter Grinovero, superó nuevamente al nacido en Oslo, tal como hace unos meses, en el marco de Copa Davis, aunque con mayor margen, recordando que en aquella oportunidad había festejado 7-5, 2-6 y 7-6 (5), y aseguró su 24° éxito en la actual temporada, destacándose las semifinales en el ATP 500 de Hamburgo.
En pos de meterse entre los ocho mejores, Etcheverry, quien ya escaló virtualmente hasta el 57° puesto del ranking mundial y participará en el Final 8 del evento de naciones, dirimirá versus el italiano Lorenzo Musetti (8°) o el serbio Hamad Medjedovic (67°), reemplazante a último momento del griego Stefanos Tsitsipas (25°) por lesión.