El 2025 deportivo llegó a su fin para Unión tras la derrota ante Gimnasia en el 15 de Abril, en un año que tuvo dos caras bien marcadas. Un primer semestre para el olvido —último en el Apertura al igual que en su zona de la Sudamericana— y un segundo tramo completamente distinto, donde el equipo se salvó del descenso y peleó arriba en el Clausura. Todo con un plantel que prácticamente no cambió y que sumó pocos nombres nuevos.
Entre esas incorporaciones, dos casos quedaron en evidencia al cierre del año: los únicos refuerzos que no jugaron ni un minuto. Se trata del arquero Tomás Durso y del defensor paraguayo Fernando Díaz, protagonistas de situaciones muy diferentes pero con un mismo desenlace: cero participación.
Durso fue el último en sumarse proveniente de Atlético Tucumán y llegó para competir el arco, pero el nivel de Matías Tagliamonte, una de las figura, le cerró toda chance de pelear por el puesto.
El caso de Díaz es el más llamativo. Fue uno de los primeros en arribar en este semestre, con antecedentes que generaron ilusión y la sensación de que llegaba para adueñarse del lateral izquierdo, un sector que Unión necesitaba reforzar. Sin embargo, nunca logró convencer a Leonardo Madelón, que rápidamente dejó de considerarlo. El paraguayo prácticamente no integró el banco y su adaptación habría sido más compleja de lo previsto.
Díaz tiene contrato por un año más, por lo que su futuro será uno de los temas a resolver en el próximo mercado. En un semestre donde Unión reaccionó, compitió y mostró carácter, los dos refuerzos que no jugaron quedaron como una excepción dentro de una temporada que pasó de la decepción a la recuperación.
