El proyecto de presupuesto proyecta un aumento del gasto total de la Administración Nacional del 5,7% en términos reales para 2026 en comparación con 2025. Javier Milei adelantó la presentación en un intento por contener el proceso de desconfianza relativa en su gestión, de cara a las elecciones.
A pesar de este incremento interanual, el nivel de gasto es un 25% inferior al gasto efectivo de 2023… pero en ese entonces la administración de Alberto Fernández imprimía billetes y aceleraba la inflación.
Los principales incrementos reales de gasto por finalidad en el proyecto 2026 se concentran en |la administración fiscal: +33%; salud: +17,2%; transporte: +8,3%; educación y cultura: +7,8% y seguridad social: +5,4%.
El ministro Luis Caputo señaló que “el 85% del presupuesto está dedicado a Capital Humano, esto es, a jubilaciones, pensiones, asistencia social, educación, universidades.
“Prácticamente todas las las partidas suben: $4,8 billones para universidades es un 8% de aumento. También hay un 8% de aumento en educación. Y hay un 5% de aumento en las jubilaciones”, detalló el ministro.
El gran desafío
Sin embargo esas mayores promesas de erogaciones traen por un lado la volatilidad de los mercados, ya alterados por el desequilibrio fiscal que propone la embestida de la oposición en el Congreso, y por el desafío de las urnas.
Un escenario electoral adverso para el gobierno podría resultar en un crecimiento «mucho más bajo» al 5% estimado en el presupuesto. Esto es menos recursos para gasto y para pago de deuda, aún cuando a Caputo le queda una “bala de plata” negociando recursos para despejar vencimientos de enero y julio del próximo año.
Un resultado electoral favorable para el oficialismo, en cambio, podría reducir la incertidumbre y -eventualmente- permitir reformas pendientes (tributaria, previsional, laboral) para mejorar la economía en los términos del gobierno central. Una aspiración compleja para la Casa Rosada, cuyo músculo político es menos que débil, en especial ante los gobernadores.

La inflación del 10% en todo el año próximo es poco probable; la mayorista al 3,1% revela que el pass through (de dólar a precios) ha recomenzado. Y la divisa a $1.423 ya es poco menos que increíble mirando la pizarra de esta semana.
Menos crecimiento y más inflación podrían impactar en la repercusión social de esas mayores previsiones presupuestarias del gasto. No es un hecho sentenciado, pero el cálculo probabilístico lo sugiere.
¿Baja la presión tributaria?
Mientras el Congreso presiona por erogaciones no presupuestadas, la administración Milei apuesta a una nueva baja de la presión tributaria; el proyecto oficial prevé que este año esa posesión cierre bajando 1,2 puntos porcentuales del PBI; pasaría del 22,5% en 2024 al 21,3% del PBI cuando concluya este año.
Allí estuvo uno de los puntos neurálgicos del desafío del presidente a Juan Schiaretti en Córdoba. “Debería llevar el Iva al 42%”, le reprochó el presidente al ex mandatario mediterráneo, en la Bolsa de Comercio de Córdoba.
Este año la reducción se explica principalmente por la eliminación del Impuesto PAIS, que representaba 1,1 p.p. del PBI, y por la baja en la carga de derechos de exportación e importación, entre otros.
El nivel de presión tributaria proyectado para 2025 (21,3% del PBI) se ubicaría 4,8 puntos porcentuales por debajo del máximo registrado en 2015, según ha calculado el Instituto Argentino de Análisis Fiscal.
Para el 2026, en cambio, el proyecto de presupuesto detalla el crecimiento esperado de la recaudación tributaria nacional total del 6,7% en términos reales, gracias al crecimiento de la recaudación por los impuestos a Combustibles y Dióxido de Carbono: +50,4%; Monotributo: +19,7%; Derechos de Importación: +13,9% y Ganancias: +9,5%.
Por otro lado, se prevén caídas reales en la recaudación de Bienes Personales (-24%) e Impuestos Internos (-0,3%). Una mayor inflación podría darle más caja nominal a la administración central; pero el fenómeno significaría menos poder de compra de salarios y haberes.