La zona de confort ese área conocida donde ya sabemos todas las variables de lo que puede ocurrir, donde nada se nos escapa, donde nos refugiamos en nuestra idea de seguridad. Tomamos siempre el mismo camino para ir al trabajo, escuchamos la misma música, nos juntamos con las mismas personas, seguimos la misma rutina, elegimos lo que ya conocemos: lugares, comidas, autores, ropa, actividades. Cuando decimos “zona de confort” no nos referimos a un espacio físico o a unas circunstancias concretas, sino a un espacio mental. Consiste en contarnos historias que justifican que sigamos manteniendo una situación súper incómoda, incluso durante muchos años. Y lo hacemos a través de explicaciones, pretextos y excusas, echando la culpa a otras personas o a factores externos.
Tenemos nuestro lado izquierdo del cerebro, el racional, que busca la permanencia, la estabilidad, lo que conoce, lo que domina. Por protección y supervivencia. Y nuestro lado derecho, el creativo, nos invita a expandirnos. Y aquí es donde debemos tomar decisiones, sabiendo que ninguna transformación ocurre dentro de la zona de confort. El lado izquierdo evitará tomar riesgos, ir por algo nuevo. Esto anula la creatividad, que es lo que nos lleva a evolucionar y desarrollar nuestro potencial. Cuando uno está parado pura y exclusivamente en la mente racional, que analiza todo, se pierde de un monton de opciones y de posibilidades que siguen estando ahí fuera disponibles. Pero no podemos verlas porque nuestra predisposición a querer controlar todo, nos paraliza. Detrás de esto, se esconde el miedo simplemente. Miedo a que las cosas no sean como uno supone, como uno aprendió, según sus crencias, su educación, costumbres, programaciones familiares y sociales. Pero existe un mundo diverso e infinito fuera de esas opciones, solo hay que abrirse a verlas, a recibirlas, a experimentarlas, según cual nos sea mas funcional en cada momento. Sabiendo que siempre que una decision pierda su funcionalidad, podemos tomar una nueva.
El cambio constante es inevitable. Hay que dejar a un lado la resistencia y ponernos en papel de colaborador con lo que sea que esté aconteciendo en el momento presente. El libro "El poder de ahora" menciona en una parte: "Acepta y después actúa. Acepta cualquier cosa que contenga el momento presente como si la hubieras elegido. Trabaja siempre a favor del momento, no contra él. Haz del presente tu amigo y aliado, no tu enemigo. Esto transformará milagrosamente tu vida". Es fantástico, no? Tenemos que animarnos a vivir en la incertidumbre, que es lo que la vida nos plantea. Porque nada es certero, nadie sabe que puede ocurrir mañana, en un rato, sea cual sea la decisión que tomemos. Inevitablemebte tengo que atravesar la experiencia para ver que trae consigo. Eso es vivir en la incerttidumbre, gestionarla sabiamente. Es tomar decisiones mas allá de los posibles “resultados”. Y es que en definitiva los posibles resultados no son una certeza, sino más bien ilusiones, suposiciones.
Todo eso se descubre en primer lugar aceptando la zona de confort y en segundo lugar dando un paso, un salto al vacio para salir de ella. Te invito a que dejes de vivir la vida como una amenaza y en su lugar empieces a ver propuestas. Planteate nuevos retos y empezá a reconocer tus logros: hacer una nueva amistad, iniciar a estudiar algo o a leer un libro, responder a un problema de una manera diferente a la habitual, animarte a probar una actividad distinta a las que hacés, aceptar otros puntos de vista o sugerencias, renovar tus decisiones. Nada es insignificante, por más pequeño que te parezca, cada nueva puerta abre a un mundo de posibilidades para crear y renovarte. Miedo tenemos todos y siempre van a estar, Lo que marca la diferencia es como percibimos ese miedo y para que lo usamos. Si sabemos aprovecharlo puede impulsarnos a movernos y a explorar nuevos caminos para desarrollar esas partes de nosotros que permanecían ocultas.
Abrazo de gol!
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