Con Lionel Messi como estandarte del grupo. Con una llamativa inteligencia para realizar el cambio generacional y descubrir jugadores que potenciaron el equipo, Lionel Scaloni, debutante dirigiendo profesionales, supo preparar mentalmente el equipo que logró la consagración que tanto esperaba el fútbol argentino.
No era necesario esperar “el diario del lunes” para decir que el equipo argentino, antes de esta final NO TENÍA IDENTIDAD. Ni en eliminatorias ni en los mismos partidos de la Copa America, la Selección no convencía. Al menos para los futboleros argentinos que tenemos el paladar negro.
Pero llegó la ansiada final y ni más ni menos que ante el local: Brasil. Con Neymar y en el mítico Maracaná. Lo que se dice visitante-visitante.
Una genialidad de Rodrigo De Paul, al ponerle un pelotazo milimétrico a Di María y éste con una definición magistral puso el 1 a 0. A partir de ese momento pudimos apreciar las virtudes que tuvo Scaloni: pertenencia-solidaridad-manejar los tiempos-trabajarlo psicológicamente y acertar en los cambios.
Messi, Otamendi, Di Maria y el Kun Agüero entre los de la “vieja guardia”. Personalmente creo que la convocatoria de Agüero se debió más para hacerlo sentir bien a la Pulga y no por su presente. Y acertar al convocar al Dibu Martínez, Cuti Romero, Guido Rodríguez y Nico González, entre otros.
En las difíciles eliminatorias sudamericanas, la Selección Argentina tendrá la oportunidad de demostrar y hacernos olvidar el innecesario sufrimiento para lograr el objetivo final.
Hay que tener en cuenta que los DDTT de todas las selecciones no tienen el suficiente tiempo para trabajarlo e imponer sus ideas a cada uno de sus equipos. Pero estas son las reglas del juego.
Párrafo aparte para Lionel Messi: Al final se le dio y pudo levantar una Copa. Lo hizo rindiendo al máximo. Recién en el último partido contó con el tan esperado acompañamiento del resto.
Premio tan largamente esperado como merecido.
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